jueves, 30 de abril de 2015

Una detrás de otra

La semana pasada el director de Cooltura fm nos comunicó que la Direcció General de Mitjans de la Generalitat, siguiendo con sus habituales prácticas mafiosas, quería precintar los equipos de emisión debido a que la emisora no dispone del título habilitante para emitir, título que gran cantidad de emisoras no tienen, y que no les impide seguir adelante con su programación, seguramente porque para ellos la ley es una cosa más parecida a un par de entradas para ver al Barça, o una cena de amigotes. 

Las mafias, los lobbies, amiguismos, y uso ilícito de información privilegiada está a la orden del día, qué os voy a contar. Todo lo que se destapa, nos alucina, y más alucinante es lo que deja entrever... La mierda llega hasta límites insospechados. 

En medio de toda esta porquería política y económica, un grupo de ciudadanos se juntó para intentar cambiar las cosas en su ciudad, Barcelona. Yo no estoy metida en política: no soy lo bastante lista, y soy demasiado postmoderna como para identificarme con ningún movimiento, lo cual a veces, no lo negaré, me entristece. Pero sé de primera mano cosas que Barcelona en comú está intentando hacer, y una de ellas es el compromiso de no pedir dinero a los bancos. Porque, señores, qué sentido tendría estar cagándome en el funcionamiento de los bancos, en los desalojos diarios, e hipotecas asfixiantes, si luego invito a comer al señor director del banco de turno, y le pido que me financie la campaña electoral a cambio de bajarle los pantalones al resto de ciudadanos para salvarle el culo al susodicho señor director si fuera necesario. Pues ninguno. Absolutamente ningún sentido. Sería una hipocresía y un favoritismo asqueroso. Vamos, lo que nos hemos comido todos nosotros los últimos años. 

De esta forma, Barcelona en comú decidió que para conseguir el mínimo de dinero que necesitan para llegar a la gente, para tener un poquiiiito de visibilidad (porque está más que claro que el señor TV3 no le va a dar ni pizca de la buena), iba a funcionar a base del crowdfunding. 
El lunes me enteré que la cifra que tienen está aún muy por debajo de lo que necesitan, y me puse muy triste. Porque quizás no me identifique con ellos, pero me revienta que nadie pueda reventar el sistema. Así que he decidido voy a darles algo, y luego ya veré a quien voto el 24 de Mayo. 

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