viernes, 19 de junio de 2015

Cuenta atrás

En 15 minutos saldré por la puerta de mi trabajo, pisaré la calle y sentiré una emoción de libertad absoluta. De felicidad e ilusión como pocas veces siento a lo largo del año.

En 13 minutos dejaré atrás (hasta el lunes) el edificio donde trabajo, y bajaré la calle hasta el metro sintiendo como si los pies no tocaran al suelo. Como si se mantuviera a medio centímetro del cemento, porque mi corazón alborotado empujará hacia arriba.

En 11 minutos estaré acariciando 48 horas de diversión y risas, y bailes, y encuentros.

En 10 minutos la sonrisa aparecerá en mi cara sin poder evitarlo.

En 9 minutos comenzará mi fin de semana.

En 8 minutos desconectaré por completo de cualquier cosa que se parezca a trabajar o a tener obligaciones.

En 7 minutos la cuenta atrás dejará de ser larga y tediosa y pasará a ser la puta caña.

En 6 minutos sin darme mucha cuenta mi paso se acelerará en el camino a casa. 

En 5 minutos estaré ¡tan feliz! 

¡¡¡¡Vamos allá!!!!

jueves, 11 de junio de 2015

Me voy a tragar todo tu... bikini

Hace ya dos semanas pude cogerme unos días de vacaciones en mi curro. Me largué a caminar por los montes, como las cabras. Me gusta salir de la ciudad de vez en cuando e intentar alejarme de todo. Desconectar. 
Fueron 7 jornadas caminando que disfruté muchísimo. Conocí a gente, me cansé, reí, lloré, pasé muuuucho calor, y desconecté de la ciudad. 
Para mí es muy liberador alejarse de los miles de inputs que recibimos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Cientos y cientos de micro estimulitos que te van entrando en la cabeza y que acabas por normalizar. Por no hablar de la absoluta conexión a la que estamos sometidos y sobreexposición de información que en la mayoría de casos, francamente importa una leche.
Yo esos 7 días conseguí alejarme un poco de eso, hasta que llegué de vuelta a Sants, bajé del tren, caminé por la estación charlando contenta con mis amigos, bajé las escaleras para acceder al metro y entonces lo vi:

Un anuncio donde salía una chavala que miraba fijamente a la cámara, con los ojos entreabiertos, el pelo despeinado, la boca semiabierta, y un bikini. Y digo yo que era un anuncio de bikinis, pero parecía simplemente una tía cachonda deseando pegarse un festín de pollas a tutiplén. Lo vi, y sin más, me puse triste. Y seguí triste 3 días, observando todos esos pequeños detalles, inputs, y cosititas que me rodeaban y de las que era más consciente que el día que me fui de vacaciones.

Podría extenderme explicandoos por qué me puse triste, pero como he dicho otras veces no me gustan las entradas largas, así que sin rodeos: me parece una basura. Me parece una bazofia, esas cosas que están comunicando contenidos completamente vacíos, y que no mejoran el bienestar de las personas, más bien al contrario, generan inseguridades, o vergüenza y violencia al ver que un anuncio te está poniendo palote. 

En efecto era un anuncio de bikinis. Luego lo he visto más por Barcelona. Y la campaña no tiene desperdicio. Chicos heterosexuales (como poco) las siguientes imágenes os pueden poner palote, pero en realidad están anunciando bikinis: