miércoles, 8 de abril de 2015

Menudo Panorama

El pasado domingo los porteros de la discoteca Berhain-Panorama de Berlín me vetaron el acceso a mí y a mi acompañante al interior del local: "Este es un club privado, y escogemos a la gente que entra". Esa fue la explicación que nos dio el portero cuando le preguntamos porqué. Antes de eso no faltaron vaciladas, y un trato... no diré humillante, pero vamos, de un sobrao acabao de aúpa por parte de uno de los porteros del local, que se rió de nosotros cuando nos acercamos a él para acceder al local. 
Así que nada, nos dimos media vuelta y nos fuimos de ahí, tal y como llegamos, sin más. 
Nos habían avisado de esto: "Mejor si vais de negro", "No lleves esa camiseta", "No habléis es español", "Que se os vea seguros pero no sobraos", "Id en plan cool guay"... 

Un local que promueve el elitismo, me parece una bazofia. 
Un local que hace que el que está dentro se crea mejor que el que no ha podido entrar, es una porquería. 
Un local que deniega el acceso a una persona porque su estilismo no responde a los cánones de "guayicidad", y no por razones de seguridad, es una basura. 
Pero además, un local que se jacta de ello, es un virus que infecta la escena y que degrada al público.
Yo no soy cool, ni guay. No me sale, y además no me siento a gusto fingiendo serlo. El elitismo nos aleja de prácticamente toda la gente real, y hace que nos perdamos muchas cosas buenas. Y aún sabiendo lo que se respiraba en la puerta del Panorama fui para allá, a "probar suerte". Pero me equivoqué, me pudo la curiosidad, no debería ni haber usado mi tiempo en ir a sabiendas de la política de acceso que usan. 


He estado de vacaciones. Nada más y nada menos que seis días con sus cinco noches en Berlín, y el objetivo era claro: bailar, bailar y bailar (house y techno, claro, que para algo fui a Berlín). 

Dos días después de mi vuelta puedo decir: objetivoooo... ¡coooonseguidoooo! Tengo la grandísima suerte de contar con amigos que viven en Berlín, o han vivido en Berlín, o viajan mucho a Berlín, así que me llevé una retahíla de instrucciones con locales, lugares de interés, lista de amigos de amigos, y buenos consejos. Todo eso junto con mi gran amante y compañero de viaje, hizo que mi estancia en Berlín fuera inmejorable. Me llevo un recuerdo increíble de esta semana. Mil gracias a todos los que me echasteis un cable para conseguirlo, sobre todo a Tomás, mi nobilísimo y maravilloso compañero de viaje  :) 


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